LOS HURONES – Medicina y patología

Medicina preventiva
Se debe realizar un control anual hasta los 4-5 años y después, dos controles al año.
Parásitos:
• Internos: Se deben realizar determinaciones fecales rutinarias (2 veces al año).
• Externos: Prevenir en los controles realizando desparasitaciones periódicas.
Vacunas:
• Rabia: En España no es obligatoria, solamente si se va a viajar al extranjero. La primera vacuna se pone a los 6 meses y se vacuna anualmente o bianualmente si la vacuna utilizada mantiene la inmunidad durante estos dos años.
• Moquillo: Los hurones son especialmente sensibles a la enfermedad del moquillo canino por lo que es necesario vacunarlos. Existen estudios que han demostrado que la aplicación de vacunas para perro no logran alcanzar los niveles adecuados de inmunidad o pueden causar reacciones que culminen con el desarrollo de esta enfermedad. Se recomiendan vacunas de virus vivo inactivado cultivado en embrión de pollo o mono, utilizar solamente moquillo y hepatitis y disolver con suero fisiológico estéril. En España no existen vacunas específicas para hurones como en Estados Unidos. La pauta de vacunación es a las 6, 9 y 12 semanas de vida en cachorros. En hurones mayores de 3 meses solamente se aplican 2 dosis con 3 semanas de intervalo. Las revacunaciones deben ser anuales.
Reacciones a las vacunas:
Los hurones pueden tener reacciones adversas a las vacunas, sobre todo cuando son vacunados por segunda o tercera vez con la misma vacuna. Las vacunas de rabia y moquillo se suelen poner con dos semanas de diferencia para reducir el riesgo. Las reacciones más peligrosas son las anafilácticas que normalmente ocurren dentro de la primera hora de haberlos vacunado, por lo que se recomienda tenerlos en observación de 30 a 60 minutos después de la vacunación. Si se observan vómitos, diarreas o problemas respiratorios se debe acudir al veterinario rápidamente.
Control de la reproducción:
Las hembras de hurón no salen del celo por sí mismas, mantienen el celo hasta que son montadas y no ovulan hasta el apareamiento, por lo que no cruzarlas puede conllevar su muerte a causa de una anemia o por infecciones derivadas. Tarde o temprano es indispensable esterilizar a la hembra si no queremos criar, y sólo hay tres formas de evitar que el celo en las hembras vaya a mayores: administrándole hormonas, castrándola o cruzándola con un macho semental o vasectomizado.
Control del olor corporal:
Los hurones pueden desprender un fuerte olor corporal debido a las glándulas sebáceas que tienen por todo el cuerpo. Estas glándulas son las encargadas de acondicionar la piel y el abrigo y de identificar a cada hurón con su marca personal. La cantidad de olor que sueltan está estrechamente relacionado con las hormonas, por eso, el hurón entero (sin castrar) huele más. Cuando se castra o esteriliza, su nivel hormonal baja y el olor cambia y se rebaja. Al igual que el resto de mustélidos, los hurones también tienen un par de glándulas perianales. Estas glándulas secretan una sustancia almizclada espesa, oleosa, de color amarillento y de intenso olor propio de los mustélidos. La descarga es voluntaria y pequeñas cantidades son secretadas con las heces y donde otros individuos puedan encontrarlas. Este intenso olor se reduce en unos 3 minutos y desaparece al cabo de unos 5 minutos.

Las funciones principales de las glándulas perianales son 3:
  1. Reproducción: Las utilizan durante el rito de apareamiento.
  2. Defensa: Es la forma principal para defenderse de una amenaza mayor cuando están en peligro o temen por sus vidas.
  3. Reconocimiento: Para reconocerse entre ellos y marcar el territorio.
Para disminuir y controlar la intensidad del olor de los hurones hay que tener en cuenta diferentes aspectos:
  1. Controlar la dieta. Determinados alimentos contribuyen a que el olor desprendido sea más intenso, como es el caso del pescado.
  2. Limpieza del hurón. El bañar con mayor frecuencia a los hurones no va a hacer que éstos huelan mejor, al contrario, tiene un efecto contraproducente. Demasiados baños seguidos hará que los hurones huelan peor, ya que las glándulas sebáceas después de cada baño estarán hiperactivas, intentando devolver a la piel a los niveles normales de secreción. Un baño cada 3-6 meses será suficiente. Sin embargo, la limpieza de oídos es recomendable cada 15-30 días.
  3. Limpieza del entorno. La mayor parte del olor que percibimos no proviene de los hurones, sino del entorno que los rodea que van impregnando con sus secreciones olorosas. Para reducir el olor, lo mejor es una buena limpieza semanal de la zona y del entorno donde habita, en especial de sus objetos personales (jaula, hamacas, mantas, juguetes, etc.).
  4. Glándulas perianales. Estas glándulas no son responsables del olor habitual que desprenden los hurones, pero sí la sustancia que secretan cuando están excitados o asustados. La extirpación de las glándulas no va a contribuir a que el olor habitual de los hurones sea mejor, al contrario, puede provocar secuelas indeseables como el mal funcionamiento del músculo del esfínter anal. Su extirpación no es recomendable a no ser que sea totalmente necesario por alguna enfermedad.
  5. Glándulas sebáceas. La secreción de las glándulas sebáceas tiene un olor más intenso en los animales no castrados, en especial cuando están en celo. La castración o esterilización puede ser una solución para reducir el olor de los hurones. Si las hembras no van a criar es recomendable su esterilización para evitar problemas de celo.

Zoonosis:
Se puede transmitir: influenza, dermatofitosis, sarna sarcóptica, criptosporidiosis, giardiasis, helmintiasis, salmonelosis, campilobacteriosis, tuberculosis y rabia.


Patología gastrointestinal
Esplenomegalia: El único signo fuera de lo normal es un aumento del bazo, que aparece con bordes redondeados y no existe aumento en ningún otro órgano. Si la palpación revela una superficie lisa y de consistencia espongiforme, se puede tratar de una hematopoyesis extramedular (frecuente en animales de 3-4 años) sin consecuencias clínicas o de una neoplasia difusa (linfosarcoma, hemangiosarcoma, hemangioma o metástasis). Si se palpa algo duro o protuberancias probablemente se trata de una neoplasia. Las radiografías confirmarán el aumento de tamaño y la ecografía ayudará a la hora de realizar un aspirado. Si existe neoplasia y es difusa, se encontrará en el exudado (prueba que determina el conjunto de elementos extravasados en el proceso inflamatorio y que se depositan en el intersticio de los tejidos o cavidades del organismo). Como último recurso de diagnóstico se puede realizar una laparotomía exploratoria con toma de biopsia. Si se confirma la neoplasia entonces se debe extirpar el bazo. En el caso de que se trata de una hematopoyesis extramedular entonces no es frecuente que cause desplazamiento de vísceras abdominales, por lo que no se aconseja la extirpación, pero si hay desplazamiento puede inducir a una anorexia. No se ha descrito en hurones la esplenomegalia debida a hiperplasia o hipertensión portal.
Megaesófago: Dilatación del esófago al quedarse la comida en él y vaciarse lentamente.
Cuerpos extraños: Los hurones son muy propensos a padecer obstrucciones ya que son muy inquietos y curiosos, por lo que en algún momento se tragan algún objeto para cuya digestión se encuentran incapacitados. Cuando se lleva a la clínica un hurón joven inapetente o anoréxico, siempre hay que hacer un diagnóstico diferencial de cuerpo extraño. Los síntomas más frecuentes son una disminución del apetito, diarrea intermitente, depresión, debilidad y cuando la obstrucción es total vómitos también. Las úlceras hemorrágicas crónicas pueden dar lugar a anemia. Es bastante fácil palpar un cuerpo extraño en los hurones (incluso si están despiertos) debido a su pequeño tamaño y su gran flexibilidad y a la movilidad del contenido gástrico. Si la clínica y la palpación no son concluyentes, entonces se deben realizar radiografías y ecografías. Un hemograma también puede darnos información importante.
Endoparásitos: No son muy comunes los parásitos gastrointestinales. En jóvenes es rara la nematodosis, pero si son frecuentes la coccidiosis y giardiosis. El diagnóstico se hace por estudio coprológico por extensión directa o por flotación. La coccidiosis normalmente es subclínica y ocasionalmente cursa con diarrea hemorrágica. La giardiosis cursa con diarrea, pérdida de apetito y pelaje de color mate.
Gastroenteritis ulcerativas: Muy propias de los hurones y dan lugar a heces con sangre digerida. El helicobacter mustelae es el causante de las gastritis.
Gastroenteritis eosinofílica: Los hurones presentan apatía, anorexia, pérdida de peso, diarrea sanguinolenta, vómito verdoso, engrosamiento intestinal, aumento de tamaño de los ganglios linfáticos y en ocasiones deshidratación. Para descartar la gastroenteritis eosinofílica, se debe hacer una biopsia y ver el intestino por si hay infiltración eosinofílica.


Patología cardiovascular
Son relativamente frecuentes, sobre todo en hurones medianos y viejos. La sintomatología que da es inapetencia, disminución de peso, disminución de la movilidad del tercio posterior por debilidad, disnea en general. Los signos abdominales son ascitis y esplenomegalia. El tratamiento se hace según la patología: vasodilatación, diuréticos y cardiotrópicos.
Cardiomiopatía dilatada: Es la más frecuente. Si llega de urgencias, probablemente llegará con los pulmones encharcados, y, si se confirma con RX, habrá que drenar los dos lados del tórax y administrar fluidoterapia. Incluso los hurones con insuficiencia cardíaca grave mejoran con el tratamiento y tienen una buena calidad de vida a medida que responden a la medicación.
Dirofilariosis: Sobre todo en zonas endémicas. Tras la picadura del mosquito portador de la filaria, las larvas en tercer estadio migran hacia los tejidos subcutáneos y músculos y llegan al corazón al cabo de 90-140 días de postinfección. Cursa con insuficiencia cardíaca congestiva, tos, congestión pulmonar, ascitis, letargia e inapetencia. A veces puede ocurrir la muerte súbita por obstrucción de la arteria pulmonar ante el parásito adulto.
Cardiomiopatía hipertrófica: Poco frecuente.


Patología endocrina
Hipotiroidismo: El diagnóstico y tratamiento de la disfunción tiroidea es similar al de perros y gatos. Los valores normales en los hurones son T3: 0,45-1,78 nmol/l y T4: 13,0-106,7 nmol/l, siendo semejantes a los de los gatos. Las concentraciones de T3 y T4 en los machos son más elevadas, siendo comparables a las de los perros.
Hiperplasia-neoplasia de la glándula adrenal: Se da en hurones enteros o castrados y suele aparecer a una edad mediana/alta (3-4 años). En los hurones, la enfermedad de la glándula adrenal no está relacionada con la pituitaria como en otras especies. Hay un 15% de posibilidades de que se vean afectadas las dos glándulas. Los síntomas que se presentan son: alopecia simétrica bilateral que se inicia en invierno o en la temprana primavera (debido al aumento de la producción de andrógenos más que al aumento del cortisol). Presentan una alopecia normal estacional de la cola que enseguida se recupera. En las hembras es normal la aparición de hipertrofia y descarga vulvar debido a la anómala producción de andrógenos (que podría confundirse con hiperestrogenismo). En algunos hurones con tumores adrenales se ha podido apreciar prurito, conducta sexual y aumento del olor corporal. Los machos pueden presentar disuria, anuria, una masa en el abdomen caudal y bloqueo del tracto urinario debido a la hiperplasia quística de la uretra prostática. Con la palpación se notan las glándulas adrenales de mayor tamaño. El diagnóstico se realiza mediante la historia, los síntomas y la ecografía. El mejor diagnóstico es medir la concentración de androstenodiona y progesterona. A veces el único medio puede ser una laparotomía exploratoria para el diagnóstico. La adrenalectomía de la glándula/s afectada/s es el único tratamiento efectivo en el caso de neoplasia. En el caso de que estén afectadas las dos glándulas, se recomienda la extirpación de una y al menos la mitad de la otra.
Insulinoma: Se trata de un tumor en las células beta del páncreas que segregan insulina y se da en hurones de 3-8 años. Los síntomas son hipoglucemia, nerviosismo intercalado con períodos de aletargamiento e irritabilidad, confusión y colapso, temblores, hipersalivación o náuseas, taquicardia, hipotermia, coma hipoglucémico, debilidad y frotarse la boca constantemente con la pata. El diagnóstico se realiza mediante la historia y hematología (incremento de las células blancas: leucocitosis con monocitosis y neutrofilia). La mayoría de hurones enfermos tienen parámetros hematológicos y bioquímicos normales, excepto la baja concentración de glucosa en ayunas (glucemia < 70 mg/dl, siendo las concentraciones normales de 90-120 mg/dl). Los hurones sólo deberían estar en ayunas entre 4-6 horas. La determinación de la concentración de insulina en plasma puede ayudar a identificar esta enfermedad en hurones (insulinemia de 250-2000 pmol/l). Una concentración inapropiada de insulina en plasma junto a una baja concentración de glucosa sanguínea es síntoma de insulinoma. Puede observarse una concentración de insulina normal junto con concentraciones bajas de glucemia en los hurones. La ecografía abdominal no suele detectar los tumores pancreáticos porque pueden tener un tamaño de 1-2 mm e incluso ser difusos. El diagnóstico definitivo se obtiene a partir de la laporotomía exploratoria palpando posibles nodulaciones. El tratamiento consiste en administración de comida más prednisona y, si fuese posible, también diazoxido como tratamiento de soporte, dando un incremento de la glucosa en sangre. La cirugía consiste en una nodulectomía o pancreotectomía parcial si sólo afecta a un tramo. Puede ser que en vez de nodulaciones encontremos un aumento difuso del tamaño del páncreas. La cirugía se realiza en animales menores de 6 años y no cura, sólo frena el avance de la enfermedad.
Neoplasias. Linfoma: Suele ser una de las enfermedades con mayor frecuencia en los hurones. Aparece un recuento leucocitario elevado con linfocitosis. Cuando los linfocitos componen el 60% o más de la fórmula leucocitaria, se considera un posible signo de linfoma, a pesar del recuento absoluto de leucocitos normal. Es frecuente encontrar linfomas inmunodepresores que provocan enfermedades crónicas recurrentes, digestivas o respiratorias (con la consiguiente sintomatología) que pueden ser tratadas y volver a recurrir a los pocos días o semanas. Para su diagnóstico se debe realizar una biopsia del nódulo linfático o un aspirado de la médula ósea. Hay casos de linfomas que no presentan aumento de ningún nódulo (ni local ni general), por lo que para obtener la muestra sirve cualquier nódulo periférico, como, por ejemplo, los poplíteos o los inguinales. Es preferible reseccionar todo el ganglio a realizar el aspirado del mismo, ya que fisiológicamente, los ganglios de los hurones están rodeados de grasa que hace difícil el aspirado. Para una punción de médula ósea se aconseja el fémur o el íleon, aunque su aspirado es menos útil que el del ganglio.


Ectoparásitos
Pulgas: Pueden causar un prurito leve o intenso en la zona dorsal del cuello.
Ácaros en las orejas: Rara vez hay prurito o irritación, pudiéndose sospechar presencia de ácaros ante cerumen denso de color rojizo o negro. El diagnóstico se efectúa mediante microscopio. Cabe la posibilidad de que los ácaros pasen también a la cola al dormir enroscados.
Sarna: Proceso generalizado con prurito intenso y alopecia local.
Miasis: Se aprecian en el subcutis moviéndose hacia el poro apical del abultamiento. Se debe realizar la extracción sin traumatizar pues su rotura podría causar una reacción sistemática grave e incluso mortal. Tras la extracción y desbridado se debe aplicar antibioterapia tópica.
Dermatofitosis: Se producen principalmente cuando el hurón entra en contacto con otras mascotas, en especial los gatos. Los síntomas son alopecias redondeadas que van creciendo en la zona de la cabeza y en las extremidades anteriores. En ocasiones es un proceso autolimitante, pero se recomienda realizar un tratamiento.


Procesos bacterianos
Abscesos: Son relativamente frecuentes en la zona submandibular en animales alimentados con huesos. Las lesiones bucales en la mucosa se contaminan con Streptococcus spp. y Staphylococcus spp. El drenaje y la aplicación de antibióticos resultan efectivos.
Actinomicosis: Inflamación difusa aguda en la zona ventral del cuello con apatía, anorexia y fiebre.
Botulismo: Son muy sensibles al Clostridium botulinum C. La sintomatología nerviosa central seguida de parálisis y muerte es muy rápida. Es una enfermedad de colectivos donde la higiene alimentaria es deficitaria.
Leptospirosis: Los hurones presentan una resistencia natural a la infección, por lo que hasta ahora es incongruente su vacunación.
Abscesurización e impactación de los sacos anales: Los hurones, al igual que otros animales, tienen dos sacos a los lados del ano que contienen unas glándulas que producen una secreción llamada almizcle. En ocasiones, estos sacos no se llegan a vaciar adecuadamente y se produce entonces una impactación de los mismos, originando problemas posteriores. Los síntomas son una hinchazón y tumefacción de la zona con dolor al tacto. Si es de naturaleza infecciosa habrá pus que posiblemente fistulice. El tratamiento consiste en abrir, drenar y dejar al aire para que cierre, administrando un antibiótico. También sirve la aplicación de compresas calientes para bajar la inflamación. Si los síntomas se repiten, entonces se procede a la extracción quirúrgica de las glándulas.


Procesos cutáneos
Alopecia iatrogénica: Tras descartar procesos endocrinos, procesos neoplásicos, desequilibrios dietéticos, condiciones ambientales desfavorables e infecciones por ácaros y hongos, nos queda como posible causa una alopecia iatrogénica tras la administración de Proligestona para el control del celo. Suele afectar en un 5% de ocasiones, pero su efecto se ve reducido si realizamos un pequeño masaje en la zona tras su aplicación.
Alopecia estacional: En su época reproductora, los machos y las hembras pueden presentar una alopecia parcial en relación con el aumento de la luz y las temperaturas. Las hembras además, se arrancan el pelo durante el celo y se recupera 3 semanas después de ovular.
Alopecia de la cola: Puede aparecer de forma parcial o total, independientemente de que existan otros síntomas o lesiones cutáneas. Suele volver a crecer al cabo de 1-3 meses. Si no llega a desaparecer la alopecia, deberá tenerse en cuenta una posible hiperplasia o neoplasia adrenal.
Neoplasias cutáneas. Mastocitomas: Son las neoplasias más frecuentes que aparecen como pápulas o nódulos y con un color que varía del amarillo al rojizo. Pueden aparecer aisladas o múltiples en cualquier parte, son pruriginosas y están cubiertas por restos secos de sangre. Suelen ser benignas aunque han aparecido casos de metástasis en órganos distantes. Se aconseja la resección quirúrgica y un estudio radiológico y ecográfico por posible metástasis.


Alteraciones nutricionales e intoxicaciones
Osteodistrofia: Se debe a una hiperfosforosis asociada a la ingesta exclusiva de carne con la consiguiente deficiencia de calcio. Ocurre sobre las 6-12 semanas, en las que los hurones no pueden mantenerse erguidos y las extremidades anteriores parecen abducidas desplazándose como una foca. Los huesos se deforman al ablandarse y, cuando se recuperan, quedan secuelas. La mortalidad es alta. Se requiere un suplemento de productos vitamínicos y minerales en la dieta.
Enfermedad periodontal: La alimentación reiterada con alimentos no adecuados para los hurones hace que se produzca la aparición de sarro. Puede provocar gingivitis con encías sangrantes y caída de piezas dentarias. Una dieta con pienso que ayude a la limpieza dental evitará estos problemas. La limpieza de boca y la aplicación de antibióticos pueden frenar estos problemas.
Deficiencia en tiamina: También es una deficiencia nutricional que se evita fácilmente con un pienso preparado para hurones o en su defecto un pienso de gatos de alta calidad ya que contiene la tiamina necesaria. Sucede cuando los hurones han sido alimentados exclusivamente con pescado, huevos, pollitos de un día o pienso de perro. Los síntomas aparecen a las 8-12 semanas con letargia, anorexia, debilidad en las extremidades posteriores y convulsiones en su estado más avanzado. Las respuesta a inyecciones con un complejo vitamínico B es muy rápida.
Cataratas: La visión de los hurones es muy pobre, por lo que, si se adapta rápidamente al entorno antes de perder la visión por las cataratas, no notaremos en exceso esta pérdida. Las cataratas empiezan como opacidades puntiformes, blancas, multifocales y bilaterales en la región axial de la capa posterior del cristalino. A medida que avanza la enfermedad, afecta a la capa anterior y al núcleo, y en ocasiones el cristalino entero se vuelve opaco.
Toxicidad por zinc: Hay que tener cuidado con los recipientes de alimento que se utilizan pues los hurones son extremadamente sensibles. Los síntomas son letargia, anemia y debilidad de las extremidades posteriores seguidas de un fallo renal y hepático. El pronóstico es grave y no existe un tratamiento adecuado, por lo que se recomienda no utilizar recipientes galvanizados para el alimento.
Parálisis posterior: Es un síntoma común a muchos procesos que no siempre son difíciles de identificar clínicamente. Se da en enfermedades del disco intervertebral, hipocalcemia puerperal, mielitis de origen vírico, aleutiana, traumatismo vertebral, neoplasia de la columna vertebral, depresión medular por estrógenos y desequilibrios dietéticos.
Urolitiasis: Se trata de obstrucciones de la uretra causadas por cálculos de estruvita de diferente tamaño que se desarrollan por una infección de las vías urinarias. El tratamiento consiste en antibióticos y en una dieta especial para la disolución y control de dichos cálculos. Si son de gran tamaño se deberá recurrir a la cirugía.


Trastornos reproductivos
Anemia inducida por estrógenos: Se produce en hembras en celo sin posibilidad de copular, ya que la ovulación es inducida, o en hembras castradas con tejido ovárico remanente. El resultado es un celo permanente. Los estrógenos inducen la anemia aplásica, se reducen por debajo del límite normal los glóbulos rojos en la sangre y no suelen reaccionar a tratamientos antianémicos específicos, con lo que el tratamiento se debe realizar según el hematocrito:
Htc>25% Buen pronóstico. Se trata con gonadotropina coriónica y se repite a los 7-15 días. Después se recomienda la castración.
Htc entre 15-25% Tratamiento de soporte y después ovariohisterectomía.
Htc<15% Mal pronóstico. Tratamiento agresivo intentando estimular la médula con esteroides anabolizantes o eritroyopetina. Transfusión sanguínea y después ovariohisterectomía. Sin embargo, en este punto la anemia aplásica y la pancitopenia están muy avanzadas y en estas condiciones es muy difícil que sobrevivan al trauma de una cirugía.
Algunos de los síntomas de este hiperestrogenismo son apatía, letargo, depresión e inapetencia que puede llegar a la anorexia. Si el estro dura más de un mes, alopecia bilateral simétrica en el tercio posterior y tronco del animal, hipertrofia vulvar, hemorragias diversas por trastornos de la coagulación trombocitopenia, infecciones secundarias por inmunodeficiencias; la sintomatología nerviosa aparece al final y también las hemorragias subdurales.
Se puede controlar a las hembras no castradas mediante el uso de machos estériles o vasectomizados si no se quiere descendencia. Este coito infructuoso provoca un estado de pseudogestación en las hembras que se solventa con la aplicación de Proligestona desde finales de marzo o desde el inicio del celo en caso de que se adelante. Si la hembra entra en celo, puede inyectársele una segunda dosis. Las hembras pueden criar de forma satisfactoria al año de esta aplicación.
Tumefacción de la vulva: Se presenta en hembras ovariohisterectomizadas. Se observa hinchamiento vulvar y pérdida de pelo en la cola. Se debe determinar si existe la presencia de restos ováricos o la presencia de glándulas adrenales hiperactivas o neoplásicas.
Piometra: Proceso poco común que puede darse en la fase inicial de una pseudogestación. Se han visto involucrados Strepptococcus spp., Staphylococcus spp., E. coli y Corynebcteryum spp. Los síntomas son depresión, anorexia y fiebre con riesgo de peritonitis por rotura de útero. La ovariohisterectomía es de urgencia.
Hipocalcemia puerperal: Normalmente aparece a las 3-4 semanas después del parto. Los síntomas son hiperestesia, convulsiones y parálisis posterior. El tratamiento consiste en una inyección intraperitoneal de Borogluconato cálcico que da una respuesta rápida, además de añadir suplementos de calcio en la dieta.
Toxemia de la gestación: Muerte de la hembra días previos al parto. La causa está relacionada con lipidosis hepática (necropsia del hígado graso) debido a factores nutricionales.
Mastitis: Se produce en fases tempranas de la lactancia causando que las mamas se inflamen y se endurezcan rápidamente. Los síntomas son letargia, anorexia, fiebre y deja de alimentar a las crías. El tratamiento requiere antibióticos.


Otras patologías
Moquillo canino:
Esta enfermedad es producida por un miembro de la familia Paramixoviridae. La forma de transmisión principalmente es por contacto directo entre un hurón sano y un animal enfermo, a través de aerosol o con las secreciones de este último o fómites (queda en los guantes de látex del veterinario alrededor de 20 minutos). Afecta a individuos de cualquier edad que no estén vacunados, pues los hurones son altamente receptivos a este virus. La reacción agresiva de este virus puede ser prevenida por medio de la vacunación. Existen estudios que han demostrado que la aplicación de vacunas para perro no logra alcanzar los niveles adecuados de inmunidad o puede causar reacciones que culminen con el desarrollo de esta enfermedad.
Después de la transmisión, el período de latencia es de 7 a 12 días. Se eliminan virus a partir del día 7 de postinfección. Aunque los síntomas son muy variados y poco específicos, generalmente hay fiebre (40,6-41,1ºC), erupciones bajo el mentón y la zona inguinal, irritación de labios y comisuras, descarga oculonasal con conjuntivitis (incluso úlceras indolentes) incluida fotofobia y blefarospasmos, rinitis purulenta que dará lugar a costras y tumefacción de la barbilla y diarreas al día o días siguientes. Cuando el virus se encuentra en el aparato respiratorio, dará lugar a tos y mediante radiografías se aprecia consolidación pulmonar. Decrece el apetito del hurón llegando a la anorexia. En la piel se observa dermatitis en zona anal e inguinal, e hiperqueratosis en plantas de los pies y cola. En el examen hematológico aparece leucopenia importante. Los cuerpos de inclusión del moquillo aparecen en células epiteliales de la tráquea, vejiga de la orina, piel, tracto gastrointestinal, nódulos linfáticos, bazo y glándulas salivares.
Las alteraciones neurológicas empiezan cuando el hurón va perdiendo sensibilidad en las patas traseras y sigue trabándosele la mandíbula, continúa con trastornos nerviosos como incoordinación, nistagmo, tortícolis, tembladera y al término de algunos días, el animal fallece. En muchos casos no se alcanza a percibir ni la mitad de los signos antes de que sobrevenga la muerte. Se recomienda la eutanasia si los resultados de la evaluación del veterinario así lo indican.
En hurones que han estado expuestos al virus se les puede administrar Maxaglobin (Hoechst), se trata de un preparado de inmunoglobulinas que contiene anticuerpos neutralizantes contra el virus del moquillo y que produce inmunidad pasiva durante 2-3 semanas.
En algunas ocasiones, se llega a confundir este padecimiento con la influenza humana. La diferencia radica en que en el caso del moquillo canino, el hurón muere en una o dos semanas, mientras que en la influenza humana el hurón mejora en este lapso de tiempo.
Rabia:
Se ha observado en países donde la enfermedad es enzoótica. Los síntomas incluyen letargia, ansiedad y, en ocasiones, parálisis posterior. No es mortal al 100%. No se ha demostrado que el virus se elimine por saliva.
Aleutiana:
Se trata de un parvovirus diferente del canino y felino. Persistencia viral sin neutralización de anticuerpos. Afecta a hurones (pueden ser seropositivos sin síntomas) y visones (más sensibles). Producen una disminución de peso, letargia, palidez, hepato/esplenomegalia, melena, debilidad generalizada o en extremidades posteriores, signos neurológicos, glomerulonefritis. La enfermedad no produce aumento de las enzimas hepáticas y se diagnostica mediante serología con prueba de inmunoelectroforesis. Se produce un incremento de anticuerpos monoclonales (hiperglobulinemia). No existe tratamiento ni vacuna. Las proteínas totales se encuentran a 10,6 g/dl y las g-globulinas son 5,75 g/dl (hipoalbuminemia). No existe antigenicidad cruzada entre esta enfermedad y las vacunas de parvovirosis canina o felina, ni tampoco existe vacuna específica debido a la naturaleza inmunomediada de esta enfermedad. Una vez infectado el hurón, la seroconversión se produce aproximadamente a los 21 días.
Virus Influenza:
Orthomyxoviridiae. Son virus de la influenza humana con capacidad infectiva bidireccional con los hurones. La gravedad, como en los seres humanos, depende de la virulencia de la cepa y de las condiciones del sistema inmunitario del hurón, siendo más susceptibles los más jóvenes y severa en neonatos. Afecta a vías respiratorias superiores.
Los primeros signos se observan a las 48-96 horas y suele durar de 7-15 días, siendo éstos muy parecidos a los de la gripe en humanos: fiebre (que no hay que controlar porque controla la infección), estornudos constantes, descarga nasal por la secreción respiratoria (es más serosa que el moquillo), anorexia, letargia y apatía. También aparece fotofobia, lagrimeo y conjuntivitis. El descanso y líquidos en abundancia le ayudarán. No hay alteraciones cutáneas como en el moquillo. El tratamiento consiste básicamente en antihistamínicos, antibióticos (Doxiciclina), antitusígenos, antivirales (Amantadina) y en ocasiones, también será necesario alimentación forzada. No hay vacuna como en el ser humano.


Recomendaciones quirúrgicas
Escisión de tumor en glándulas adrenales: Se realiza mediante una laparotomía exploratoria. Se visualiza y palpa ambas glándulas adrenales y sus medidas normales deben estar comprendidas entre 5-8 mm de longitud y 4-5 mm de grosor. La adrenal izquierda se localiza craneomedialmente al polo craneal del riñón y suele estar rodeada de grasa. El principal aporte sanguíneo de la glándula izquierda es la vena fenicoabdominal cuyo curso cruza ventrolateralmente. La adrenal derecha está situada parcialmente debajo del hígado y adherida a la vena cava caudal, craneomedial al polo craneal del riñón derecho. Si ambas glándulas están alteradas, se debe extirpar la más grande y realizar una adrenalectomía a la otra. Biopsia del hígado y de cualquier estructura abdominal anormal, y examen del páncreas por si existiera insulinoma.
Extirpación de glándulas perianales: Existen unas glándulas apocrinas pares en forma de sacos laterales al ano, en posición 4 y 8 de un reloj, muy desarrolladas, que excretan una sustancia almizclada de fuerte olor. La extirpación se realiza disecándolas completamente a partir del orificio de salida. De no realizarse de forma correcta pueden aparecer secuelas indeseables como el deterioro del funcionamiento del músculo del esfínter anal.
Castración: Reduce la agresividad entre machos y el olor corporal almizclado debido a las glándulas sebáceas. Se suele realizar en época de fotoperiodo creciente que es cuando tienen los testículos descendidos.

Macho castrado

Vasectomía: Necesaria cuando se tienen varias hembras que no están castradas y todavía no se quiere criar, por lo que se induce a la ovulación seguida de pseudogestación. Se realiza cuando el macho está en celo y no puede afirmarse que esté estéril hasta las 7 semanas posteriores a la intervención.
Ovariohisterectomía: Esta intervención puede realizarse a partir de los 6 meses de edad (antes, durante o después del celo).
Hernia congénita inguinal: Si son grandes es mejor operar alrededor de las 6-8 semanas.
Cuerpos extraños: Los cuerpos extraños gastrointestinales son muy frecuentes en los hurones. El vómito no se asocia a cuerpos extraños crónicos en el estómago, aunque sí cuando hay una obstrucción total. Ocasionan una pérdida gradual del estado físico debido a una disminución del apetito durante mucho tiempo. El diagnóstico se realiza mediante palpación y radiografías. La intervención quirúrgica requerirá de una enterotomía o gastrotomía. Es importante recordar que, al no tener un intestino ciego desarrollado, no puede identificarse la unión ileocólica desde el exterior del intestino. Debe evitarse que la laparotomía se extienda cranealmente y provoque un neumotórax accidental.


* Esta información pertenece al veterinario Domingo García y está extraída de sus artículos del Centro Veterinario JG (Mutxamel - Alicante)
: www.vetJG.com